¿Demasiado pobre para ser brillante?


Todavía no ha comenzado la escuela, pero ya está atrasado. Apenas con seis años, todavía no se da cuenta de las muchas injusticias que hay que enfrentar en el mundo –muchas de ellas, afectándole directamente.

Una de las primeras injusticias en la escuela, es que este pequeño no está al día con los otros alumnos de primer grado. Y, sabes, no es porque no sea inteligente. Claro que lo es. Pero el aprendizaje es casi imposible cuando tienes hambre o estás enfermo, y muy difícil cuando un entorno apabullante te impide alcanzar tu potencial.  El mundo verá a este niño como tonto o perezoso: esa es la segunda injusticia. La tercera es que llegará a creerlo.

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En los primeros años de vida, los cerebros de los niños se desarrollan furiosamente. Una escasez de nutrientes, para el cuerpo, la mente y el alma, muy probablemente puede afectar los resultados de aprendizaje entre los niños desfavorecidos. Fallar entonces no se debe a la falta de inteligencia, sino a la falta de recursos. El fracaso se debe también a que la escuela, que debería acoger a este pequeño, en realidad ya está esperando que él falle.

Resolver la pobreza no es una prerrogativa de los educadores. Hay cosas que simplemente no podemos cambiar. Pero hay muchas, muchas otras que sí podemos.

Primero, comencemos con tu clase. Debe proporcionar a todos los niños un ambiente rico en estímulos y oportunidades. Y cuando decimos ricos, queremos decir exuberantemente opulentos. Muchos libros, muchas experiencias para nutrir y satisfacer la curiosidad de un niño. Incluso las instalaciones espartanas pueden albergar entornos de aprendizaje potentes. No necesitas equipos pretenciosos ni instalaciones lujosas. La forma en la que hablas, las palabras que pronuncias, la calidez en tu voz, tu entusiasmo y creatividad son clave. Añade a tus lecciones tantos sucesos emocionantes y enriquecedores como puedas. Haz de tu aula una ventana al mundo.

En segundo lugar, ten cuidado con tus propias expectativas. Si estás convencido de que estos niños fallarán, incluso antes de que tengan la oportunidad de demostrarte que estás equivocado, lo más probable es que efectivamente fracasen, y entonces te convertirás en parte del problema. No tengas lástima de tus estudiantes desfavorecidos. Cree en ellos y enséñales el poder del trabajo duro y la determinación. Comparte historias de personas exitosas que superaron grandes dificultades. No asumas que sabes por lo que están pasando, porque lo más probable es que no sea así.

Involúcrate en acciones comunitarias en tu localidad para acabar con la pobreza y el hambre. Si tu escuela no atiende a niños económicamente vulnerables, anima a tus alumnos a involucrarse también. Si no existen estas acciones, consideren iniciar algún proyecto de este tipo. Inspira a tus estudiantes, de todos los orígenes, a ser compasivos y amables. Enséñales a no dejar que sus mentes sean presa del prejuicio.

Todos, absolutamente todos los niños llevan dentro de sí la semilla de la genialidad. Los niños desfavorecidos no son demasiado pobres para ser brillantes, sino demasiado preciosos para que los demos por perdidos.

 

Por Elisa Guerra 

2 comentarios

  1. Ante todo Elisa que concepto mas hermoso pasando a otro punto, no se como hacer para conseguir el material con el cual tú trabajas tengo un niño de 4 años y deseo darle lo mejor de este mundo en cuanto a enseñanza.
    Vivo en España no se si haces envios
    Por favor Nesecito información
    Grac

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