Aprender es crecer. Y los niños pequeños quieren crecer, ahora mismo. El niño no puede esperar a “ser grande”. Para él, aprender es su trabajo, porque aprender equivale a crecer. (Doman, 2012)
No hace muchos años, la visión que se tenía de la maestra de preescolar era más bien la de una nana, que se dedicaba solamente a cuidar y a jugar con los niños pequeños, con escasa o ninguna intención educadora. Esta idea –vigente aún hoy en algunos contextos- proviene del desconocimiento de lo que los niños preescolares y aún los bebés muy pequeños pueden y necesitan aprender, o del convencimiento de que la única manera adecuada para que ellos aprendan durante esta etapa es a través de actividades lúdicas simples y poco ambiciosas. Investigaciones recientes demuestran, cada vez con mayor vehemencia, que los primeros años de vida son primordiales en el desarrollo cerebral. Ahora es ampliamente reconocida y aceptada la necesidad de estimulación organizada, pertinente y deliberada para favorecer esta etapa de desarrollo. La labor de las maestras preescolares –y de las madres- se reviste de pronto de una importancia muy especial.
¿Cómo aprenden los niños? Existen cinco caminos al cerebro, y son los cinco sentidos. A través de los órganos sensoriales podemos captar los estímulos del medio. Los ojos captan una imagen visual, que viaja al cerebro a través del nervio óptico. Algo similar sucede con la información auditiva, gustativa, táctil y olfativa, cada una por sus propias vías, por supuesto. Todo lo que aprendemos, toda la información que recibimos del entorno, nos llega necesariamente a través de estos cinco caminos.
En los bebés y niños pequeños, estos canales o vías sensoriales son inmaduros. Como ejemplo, un bebé recién nacido alcanza a reconocer visualmente luces y sombras. Los contrastes fuertes, como el que se da entre el blanco y el negro, llaman poderosamente su atención. Auditivamente pasa lo mismo, el canal inmaduro del niño necesita estímulos fuertes y diferenciados. Por eso, de manera instintiva, las madres hablan en un tono de voz más alto y musical a sus bebés.
Doman reconoce tres sentidos (vista, oído y tacto) como las vías más importantes de entrada al cerebro, que son significativas en el desarrollo humano. La estimulación frecuente provoca la maduración de las competencias visual, auditiva y táctil. Así mismo, se distinguen tres vías de salida, llamadas también “competencias”. En ese sentido, tenemos la competencia manual, competencia de movilidad y competencia de lenguaje. Éstas, a diferencia de las competencias de “entrada”, se desarrollan con la oportunidad que se les da a los niños para usar estas funciones. Sin embargo, es preciso hacer notar la estrecha relación que guardan las competencias de entrada con las de salida: se requiere en primera instancia permitir y favorecer la estimulación de las vías sensoriales de entrada para la captación de información que pueda después ser aprovechada, a través de la oportunidad, en las competencias de salida.
Es posible aplicar estrategias de enseñanza para potenciar el aprendizaje de los niños en por lo menos tres áreas: intelectual, física y social. Y ese será el tema de una nueva entrada en el BLOG. ¡Nos vemos pronto!
Referencias:
Doman, G. (2012) Cómo multiplicar la inteligencia de su bebé. Madrid: EDAF.
Doman, G. (2012) Cómo enseñar a leer a su bebé. Madrid: EDAF.
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Estimada Elisa:
Hace 23 años compré el libro «Cómo multiplicar la inteligencia de su bebé» y empecé a usar el método de Glen Doman con mi hijo mayor. Los resultados fueron fantásticos. Bueno, Me gustaría ponerme en contacto con usted. Vivo en Fuerteventura y estudio Psicología por la UNED para poder aplicar este método que me parece el camino para la futura educación.
Reciba cordiales saludos
Mati
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Estimada Mati, muchas gracias por compartirnos un pedacito de tu historia. Nos encantará estar en contacto contigo, Puedes escribirnos a libros@elisaguerra.org, o a conferencias@elisaguerra.org. Un abrazo!
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